El último organito
Según nos cuenta Francisco García Jiménez en la página 19 de su libro «El tango: historia de medio siglo, 1880-1930» (Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1964), en Buenos Aires se veían organitos de las marcas Rinaldi-Roncallo y Rangone. Pero, sin duda, la fábrica más famosa y popular fue la de los hermanos La Salvia,
En una página web que ya no existe (www.organito.com.ar) nos contaban que
Hacia 1900 el inmigrante italiano Pascual La Salvia y su hijo Vicente (nacido en Buenos Aires en 1885) comenzaron con la fabricación de organitos en la República Argentina. La actividad comercial del taller se prolongó hasta 1984, habiéndose producido una diversidad de modelos que van desde los portátiles de 19 teclas y 8 melodías por cilindro hasta los de gran porte, también conocidos como estilo «banda militar», estos últimos dotados de instrumentos de percusión y muñecos animados que hacen las veces de director de orquesta, acompañantes o bailarines.
De hecho, algunos organitos eran tan grandes que tenían que ser transportados en un carro tirado por caballos. Así nos lo hacen saber los primeros versos del famoso tango de Homero y Acho Manzi de 1949,
Las ruedas embarradas del último organito vendrán desde la tarde buscando el arrabal, con un caballo flaco y un rengo y un monito...
Y el mismo tango nos cuenta sobre los muñecos animados que solían incluir los más organitos grandes,
... para que bailen valses detrás de la hornacina la pálida marquesa y el pálido marqués.
¿Viste? No importa cuántas veces escuchemos un tango, aún uno tan famoso como éste. Siempre hay algunas cosas que se nos pasan o simplemente no entendemos… hasta que nos las explican…
Si retrocedemos unas dos décadas, encontramos otro famoso tango dedicado a un organito, esta vez montado sobre ruedas, pero empujado por su ejecutante, un pobre rengo con pata de palo…
En cierta forma, parecería que Manzi está homenajeando a Cátulo Castillo, al decir veinte años después que el ejecutante de su «último organito» también es rengo, ¿no?
Respecto de este tango de Castillo padre y Castillo hijo, digamos que la música casi le gana a la letra, ya que hay muchas y muy buenas versiones instrumentales. Tal vez, la más conocida sea la (segunda) grabación realizada por la orquesta de Carlos Di Sarli el 31 de agosto de 1954 para RCA-Victor,
Obviamente, hay muchos tangos dedicados al organito. Empecemos por el fundacional «El Porteñito» (1903) de Ángel Villoldo.
Y como caído del cielo entra el níquel al bolsillo y al compás de un organillo bailo el tango a su "salú".
De 1923 es el tango «Sobre el pucho», con música de Sebastián Piana y letra de José González Castillo
Un callejón de Pompeya y un farolito plateando el fango y allí un malevo que fuma, y un organito moliendo un tango;
«Ventanita de arrabal» es un tango de 1927 con música de Antonio Scatasso y letra de Pascual Contursi,
En el barrio Caferata, en un viejo conventillo […] donde van los organitos, sus lamentos rezongando
Y aquí cuatro tangos, donde el «organito» está en el título…
Por lo que contaba la semana pasada, ya sabemos que los organitos iban acompañados por una o dos cotorritas de la suerte. Ese dato permite entender que este tango de 1927 también guarda relación con nuestro tema de hoy.
Y, para terminar, una rareza: «El último organito» por una «cantaora» de flamenco, … y, ¡Olé!…