Loco, loco, loco…
El tango reconoce tres períodos bien diferenciados. Primero, la guardia vieja, con sus temas alegres y procaces, y una música simplona. Después la guardia nueva, cuyo inicio algunos ubican en 1917 con la innovación poética de Pascual Contursi en “Mi noche triste” y su difusión masiva por Carlos Gardel. Otros definen ese «momento bisagra» con la conformación del sexteto de Julio de Caro en 1924; y otros con la conversión de Carlos Gardel en cantante solista, en 1925.
O sea que, según quien opine, la Guardia Nueva se inició entre 1917 y 1925 con Contursi, De Caro o Gardel.
Pero nadie tiene dudas de que, al menos al nivel de la percepción popular, la siguiente etapa nació a fines de 1969 y que su padre fue ese atorrante de Nueva York, que hacía mandados para Gardel, y a quien acompañó al bandoneón en un concierto improvisado para sus amigos. Su nombre era Ástor Piazzolla.
El “corte” se dio durante el Primer Festival Iberoamericano de la Danza y la Canción que se realizó en el Luna Park de Buenos Aires entre el 9 y el 14 de octubre de 1969.
Con música de Ástor Piazzolla, letra del uruguayo Horacio Ferrer, e interpretado por Amelita Baltar (los tres, en la foto), se presentó «Balada para un loco».
La canción produjo un escándalo descomunal. Tal era el griterío, que Amelita no podía escucharse a sí misma o a la orquesta, por lo cual se notan varios pifies durante la interpretación.
a Balada fue presentada la primera noche y el jurado la declaró finalista en el rubro «tango». Pero “no debía ganar”. Los organizadores cambiaron al jurado de músicos por un “jurado popular” ad-hoc. “Balada para un loco”, no ganó el primer premio, sino el segundo, que sólo recibía una mención, pero no el “cheque”.
¡Ay, Agus! Tu abuelo estaba muy indignado. Vimos el concurso por televisión, y era obvio que le habían robado el premio a Piazzolla, Ferrer y Baltar.
“Eso”, que para algunos no era tango, fue lanzado al mercado discográfico por CBS, y al mes siguiente, cantado por Goyeneche, por RCA. ¡Grande, Polaco!
El éxito fue descomunal, ubicándose en los primeros lugares de ventas en Argentina. Algo inaudito para un tango a fines de la década de 1969.
Pero si bien en 1969 ocurrió el quiebre público en la historia del tango, de la Guardia Nueva a la Vanguardia; el “gran cambio” en Ástor Piazzolla se dio por dos eventos que le ocurrieron en 1954 en París.
Pero eso lo dejaremos para otra charla…