Tangos para Agus

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González Castillo

José nació en rosario en 1885, hijo de un cazador gallego (González) y de una criolla (Castillo) de familia federal. Siendo criado en Orán por un sacerdote, estaba destinado a una carrera eclesiástica. Pero no era lo suyo.

José González Castillo (1885 – 1937)

Fue periodista en su ciudad natal, peluquero en Boedo y anarquista en todas partes. En 1905 estrenó su primera obra teatral, «Los Rebeldes», a la que siguieron otras 50 o más. Una de sus piezas más conocidas es «Los invertidos» de 1915, cuyo argumento trataba abiertamente sobre la homosexualidad. Fue censurada.

El 20 de abril de 1918, la compañía de Elías Alippi estrenó su sainete «Los dientes del perro». En una escena que se desarrollaba en un cabaret, se presentaba la orquesta de Roberto Firpo. Y entre los tangos que ejecutaba, se incluyó -a propuesta de Gardel- «Mi noche triste», cantado por la actriz Manolita Poli. Si bien Gardel lo había grabado el año anterior, fue con su presencia en el sainete de Castillo que el tango-canción prendió en el público. Además, el tango pasó a ser parte integrante de todos los sainetes que se estrenaron a partir de entonces.

Pero ese no fue su único aporte al Tango. Castillo también fue un prolífico letrista. Su primer tango fue «¿Qué has hecho de mi cariño?, con música de Juan Maglio, y estrenado en la obra «Don Agenor Saladillo» de 1918. Gardel se lo grabó en 1921 (# 18042 B).

Escribió algo más de 20 tangos. Destaquemos tres:

«Griseta», con música de Enrique Pedro Delfino, fue estrenado en 1924 como parte del sainete «Hoy transmite Ratti Cultura» de Mario Rada. Fue grabado por Carlos Gardel. Es interesante la interpretación de Ignacio Corsini, por su uso del falsete.

El tango no es fácil de seguir, al menos que se tenga algo de información adicional. Bueno, ya lo veremos en otro momento. Ahora, Agus, sigamos con el segundo tema que quiero proponerte.

Se llama «Organito de la tarde», y fue compuesto en 1924 para un concurso de Tangos. Lo estreno en 1925, nada más ni nada menos que Azucena Maizani en la obra «La octava maravilla», y lo grabó ese mismo año. Lo mismo hizo Carlos Gardel para Odeón.

Castillo está describiendo un tema tradicional de los tangos. Es importante mencionar que en esa época el gramófono y la radio eran lujos que sólo se podían dar unos pocos. Así que el organito era uno de los escasos medios que permitían el acceso de las clases populares a la música.

El tercer y último tema que quería destacar se llama «Silbando». Es de 1923. También fue estrenado por Azucena Maizani en el teatro, y también fue grabado por Gardel.

La letra es genial, independientemente de que sea un tango o no. Comienza describiendo el ambiente con pinceladas cortas y directas:

Una calle en Barracas al Sud,
Una noche de verano,
Cuando el cielo es más azul
Y más dulzón, el canto del barco italiano...
Con su luz mortecina, un farol
En la sombra parpadea
Y en un zaguán
Está un galán
Hablando con su amor... 

Y desde el fondo del Dock
Gimiendo en lánguido lamento,
El eco trae el acento
De un monótono acordeón.
Y cruza el cielo el aullido
De algún perro vagabundo,
Y un reo meditabundo
Va silbando una canción...

Muy rápidamente, entran los personaje a ese escenario nocturno,

Una calle... Un farol... Ella y él...
Y llegando sigilosa,
La sombra del hombre aquel
A quien lo traicionó una vez la ingrata moza...

Y el desenlace de la historia:

Y brillando entre la sombra,
El relumbrón
Con que un facón
Da su tajo fatal...

Pero nada ha cambiado. La música del fueye sigue sonando como si nada. La muerte es banal.

Y desde el fondo del Dock
Gimiendo en lánguido lamento,
El eco trae el acento
De un monótono acordeón...
Y al son que el fueye rezonga
Y en el eco se prolonga,
El alma de la milonga
Va cantando su emoción.

Con su pareja, Amanda Bello, tuvo tres hijos, uno de los cuales se convertiría en una figura central de la historia del Tango. Sobre él hablaremos la próxima semana.

José González Castillo junto con su hijo.

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