La Cumparsita
Para acompañar su ingreso al estadio en la ceremonia inaugural de las Olimpíadas 2000 en Sydney, la representación argentina eligió un tango. Y no cualquier tango, sino el más famoso y mundialmente conocido, «La Cumparsita». Como era de prever, esta decisión generó una protesta formal del gobierno uruguayo.
Pero, ¿realmente es un tango uruguayo? ¿o es argentino? Veamos su historia, y luego decidimos.
La murga de la Federación de Estudiantes de Uruguay necesitaba una marcha para el carnaval de 1916, Y el joven estudiante de arquitectura Gerardo Mato Rodríguez puso manos a la obra.
La llamó «Cumparsita», aparentemente por referencia a la madre de su amigo Roberto Introini Carabelli, que cada vez que su hijo se iba con los amigos decía en «cocoliche«, -ya se van de cumparsa-, en lugar de comparsa.
La pieza fue estrenada por la orquesta de Roberto Firpo en el café la Giralda de Montevideo.
Este primer edificio fue posteriormente demolido y reemplazado en 1928 por el Palacio Salvo, donde hoy funciona -con justa razón- El Museo del Tango.
Y aquí empieza la controversia. Leamos primero lo que contó Firpo,
En 1916 yo actuaba en el café La Giralda de Montevideo, cuando un día llegó un señor acompañado de unos quince muchachos – todos estudiantes – para decirme que traían una marchita y querían que yo la arreglara porque pensaban que allí había un tango. La querían para la noche, porque la necesitaba un muchacho llamado Matos Rodríguez. En la partitura en dos por cuatro aparecía un poco la primera parte y en la segunda no había nada. Conseguí un piano y recordé dos tangos míos compuestos en 1906 que no habían tenido ningún éxito: «La gaucha Manuela» y «Curda completa». Y le puse un poco de cada uno. A la noche lo toqué con «Bachicha» Deambroggio y «Tito» Roccatagliata. Fue una apoteosis. A Matos Rodríguez lo pasearon en andas.
Este encuentro realmente ocurrió. De hecho, la partitura original era muy rudimentaria, por lo cual Mato Rodríguez recurrió al pianista Carlos Warren para que se la adecentara un poco, antes de presentársela a Firpo.
Y si lo que cuenta Firpo es cierto, quizás se podría argumentar que la autoría del tango pertenece a ambos.
Más aún. Si se escucha con mucho cuidado, se pude llegar a apreciar que tiene algo prestado del IV acto de «Il Trovatore«. Más precisamente, el Miserere. Así que los autores serías Matos, Firpo y Verdi… Ja, ja…
Pero ahora veamos lo que contó Intrioni sobre dicho encuentro:
Luego de una entrevista entre ambos, Firpo le dijo a Matos Rodríguez: «Mire amigo, su tango es bueno pero si lo edita con su nombre no se lo toca nadie. Yo le propongo editarlo así: La Cumparsita, tango, Firpo-Matos. Por otra parte yo vivo del tango; usted, no». La reacción -lógica- fue de rechazo a tal proposición, y entre los amigos estudiantes reunieron los fondos necesarios y el tango salió con la firma de su único y verdadero autor
Firpo grabó el tango para Odeón (# 483/B).
Casi simultáneamente, la Cumparsita fue grabada por el argentino Juan Maglio para el sello Era, y por la orquesta de los uruguayos Alonso-Minotto para Disco Víctor (# 69579/A).
Y habría otra versión más, de Cobián, Fresedo y Roccatagliatta, para el sello Telephon, posiblemente de 1918.
Y de nuevo, la controversia. ¿Quién fue el primero en grabar este tango? Y, lo más importante, ¿fue un argentino o un uruguayo?
Según creo, la secuencia fue la siguiente,
- Composición por Matos y arreglo de Firpo para los carnavales de 1916.
- Estreno por Firpo en La Giralda.
- Grabación de Firpo a fines de 1916.
- Grabación de Maglio a comienzos de 1917.
- Grabación de Alonso-Minotto a fines de 1917.
Si lo juzgamos por estas primeras grabaciones, este tango no parecía tener demasiado futuro. Pero en 1924, y sin conocimiento de su autor, Pascual Contursi le puso letra, y Gardel lo grabó para Odeón,
Esto ya es otra cosa, ¿no?… La Cumparsita empezaba a escalar posiciones.
Matos debió ponerse contento por el éxito que estaba logrando su tango. Pero había vendido los derechos de autor a la editorial Breyer Hermanos. Por suerte, cuando lo hizo, era menor de edad, así que pudo deshacer ese mal negocio.
Por otra parte, no le cayó bien que otro le hubiese puesto letra sin su autorización. Compuso sus propios versos, que fueron llevados al disco por Roberto Díaz,
En 1932, ya muerto Contursi, su viuda inició acciones legales, que fueron concluidas muchos años después, en 1948, cuando también había fallecido Matos. El laudo arbitral de Francisco Canaro decidió que los beneficios del tango se repartieran en un 80 % para los herederos uruguayos de Matos, y en un 20 % para los herederos argentinos de Contursi. Además estableció que las letras de Contursi y Matos eran las dos únicas que se podían ejecutar. Pero de todas maneras, la versión de Contursi ya había ganado por afano, y nunca fue superada por la de Matos ni por las de Alejandro del Campo, Augusto Mario Delfino o el inglés Oiga Paul, por nombrar tres de muchas.
Así que podríamos decir que la Cumparsita es un 80 % uruguaya y un 20 % argentina. Pero vale la pena recordar el debate que se dio entre un argentino y un uruguayo durante la Exposición Universal de Sevilla de 1992:
- La Cumparsita es un tango argentino. - No, se equivoca, es uruguayo. - Pero la letra es del argentino Pascual Contursi. - Entonces toquen la letra...
En 1998 el congreso de Uruguay aprobó una ley presentada por el diputado Jaime Trobo que declaró a este tango «himno cultural y popular de Uruguay». Obviamente, sin la letra de Contursi.
Toda esta controversia es algo bizarra, ¿no? Tal vez sea mejor recordar que, a partir de una iniciativa «conjunta» de Uruguay y Argentina, en 2009 la Unesco designó a este tango rioplatense como «patrimonio inmaterial de la humanidad».
Así que terminemos con la discusión, y escuchemos al uruguayo Julio Sosa, recitando el poema «Por qué canto así» del argentino Celedonio Flores, con la música de «La Cumparsita».