María Elena Walsh
En las últimas entradas hemos estado rondando por los año de transición de la guardia vieja a la guardia nueva. Si seguimos así, vamos a tener que poner esta página en naftalina. Mejor avancemos hacia épocas más cercanas.
Puede resultar extraño que dediquemos una entrada a María Elena Walsh, a quien casi todos los argentinos asociamos con la música de la infancia. Agus, seguro que recordás sus canciones de memoria… Manuelita la tortuga, La reina Batata, Canción del estornudo, El reino del revés, La vaca estudiosa, …
Pero su lugar aquí está bien merecido.
María Elena Walsh no sólo fue una compositora de temas infantiles. Fue mucho más. Antes que nada, fue una notable poetisa. Se dio a conocer en 1947 con un libro de poesías escritas entre sus 14 y 17 años: «Otoño imperdonable».
Bajo la risa del verano
giraban mundos de colores.
Entonces era yo tan niña
que no sabía el nombre de las flores.…
«Mínima» (María Elena Walsh, «Otoño imperdonable», 1947)
Este libro fue recibido con excelentes críticas y el elogio de los grandes escritores de su tiempo: Jorge Luis Borges, Pablo Neruda, Silvina Ocampo, …
Todavía le faltaba un año para completar sus estudios secundarios. Al concluirlos, aceptó una invitación de Juan Ramón Jiménez para realizar una pasantía de seis meses en su casa de Maryland.
Al regreso, publicó su segundo libro: «Baladas con Ángel». Estaba de novia con Ángel Bonomini, pero algo no andaba bien… Ese mismo año, comenzó su larga asociación artística y afectiva con Leda Valladares, una folclorista tucumana once años mayor que ella.
Juntas viajaron a París, donde realizaron funciones y grabaron dos discos de folclore tradicional. De regreso en Argentina, hicieron una gira por el noroeste reuniendo canciones de la tradición oral.
En 1960 «Leda y María» realizaron un giro total en su estilo, al grabar un álbum de canciones infantiles, algo que María Elena venía considerando desde 1958, cuando María Herminia Avellaneda le ofreció escribir los guiones y las canciones de programas infantiles para televisión.
Este disco fue el disparador para las obras teatrales para niños, «Canciones para mirar» en 1962 y «Doña Disparate y Bambuco» en 1963. Ese mismo años, Leda y María grabaron un último disco, «Navidad para los chicos», antes de separarse.
María Elena Walsh continúo creando un nuevo y maravilloso universo infantil y escribiendo poemas, como los que integran su libro «Hecho a mano» de 1965.
Poemas, folclore, canciones infantiles… todo eso iba a cuajar en el espectáculo «Juguemos en el mundo» que, a pesar de su título, no era para niños y niñas. Corría el año 1968, y formó parte de un nuevo movimiento cultural que se venía conformando con el café concert (Nacha Guevara), el nuevo cancionero (Mercedes Sosa), el folclore coral (Cuarteto Zupay), y la vanguardia del tango (Astor Piazzolla).
María Elena Walsh reunión toda su experiencia en un estilo libre y diverso: folclore, balada, jazz, rock, tango…
Si… ¡Tango!… un primer ejemplo es «El 45», que formaba parte de ese extraordinario espectáculo
El primer verso «¿Te acordás hermana? ¡qué tiempos aquellos!» es un guiño al comienzo «¿Te acordás hermano? ¡qué tiempos aquellos!» del tango «Tiempos Viejos» de 1926, con música de Francisco Canaro y letra de Manuel Romero.
Otro dato: «El que te dije» es Juan Domingo Perón. No se lo menciona directamente porque, aunque no lo creas, en los años sesenta estaba prohibido nombrarlo.
Finalmente, fijate que María Elena Walsh menciona a Hiroshima, algo impensable en ningún tango de la época de oro, justo cuando ese horror ocurrió…
De hecho, María Elena Walsh introdujo temáticas nuevas como el exilio político y la protesta social. Por ejemplo, uno de sus tangos, escrito en 1977, fue prohibido por el gobierno militar… Se llama «Gilito del Barrio Norte»
Otro tango, a la vez divertido y crítico, es «Magoya», con música de Héctor Stamponi,
Comodín que inventás para quejarte
cada vez que te venden un buzón.
Y no olvidemos el simple «Vals Municipal»
En 1978 había formado pareja con la fotógrafa Sara Facio. Pero estaban rampantes la dictadura militar y el frenesí del mundial de Fútbol. En ese ambiente de censura, terror y desinterés, decidió abandonar la poesía y la canción. Ya lo había dicho todo, o casi…
En agosto de 1979, reapareció para enfrentar a la censura de la dictadura militar publicando en el diario Clarín un artículo titulado «Desventuras en el país Jardín de Infantes».
La mayoría de los autores somos moralistas. Queremos —debemos— denunciar para sanear, informar para corregir, saber para transmitir, analizar para optar. Y decirlo todo con nuestras palabras, que son las del diccionario.
…
Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desaparezca ¡porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista! estaremos decrépitos y sin saber ya qué decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuándo y nos sentaremos en una plaza como la pareja de viejitos de Quino que se preguntaban: “¿Nosotros qué éramos …?”
María Elena Walsh (Clarín, 1979)
En 1983, con la democracia, llegó el reconocimiento oficial, que ya gozaba en el corazón de toda una sociedad.
Falleció el 10 de enero de 2011, acompañada por Mariana, sobrina de Sara Facio… Al final, cuando pasó todo, Sara vino y yo le dije: «No vas a entrar, ¿no?». Yo quería que se quedara con la imagen de María Elena despierta.
¿Y qué mejor manera de recordar a María Elena que con la hermosa poesía de «Barco quieto»?, aquí en la voz de Julia Zenko,