Alumno de Ginastera
¿Listo para la charla de Tango de hoy? Bueno, va a ser algo rara, ya que apenas vamos a hablar de tango… 🤷♂️
Astor Piazzolla había regresado a Buenos Aires en 1938, pero andaba sin rumbo fijo, mientras se sumergía en el ambiente musical que inundaba la ciudad, especialmente dominado por la orquesta de Julio De Caro.
En la imagen, Julio de Caro está a la izquierda de la foto, sosteniendo su famoso violín-corneta.
Pero el momento era propicio para apuntar en «otra dirección». Con la Guerra Civil Española y la subsecuente Segunda Guerra Mundial, muchos artistas e intelectuales europeos estaban llegando a Buenos Aires en busca de refugio, entre ellos el pianista polaco Arthur Rubinstein, quien se alojó en el Palacio de la familia Álzaga Unzué (actualmente, parte del hotel Four Seasons).
Armándose de valor, Astor se dirigió al Palacio, y para su sorpresa el mismo pianista le abrió la puerta y lo hizo entrar. Piazzolla le obsequió un esbozo de un concierto que había escrito. El pianista tocó una parte, y le gustó tanto como para conectar al joven músico con el gran compositor Juan José Castro, quien a su vez lo derivó a Alberto Ginastera.
«Sólo cinco años mayor que Astor, Ginastera fue el principal responsable de la formación musical académica del marplatense. Para Piazzolla, Ginastera era el compositor más importante de Argentina, y Ginastera siempre siguió con admiración el derrotero artístico de Piazzolla. La influencia del maestro se puede hallar en muchos aspectos de la obra del bandoneonista y en su cabal comprensión del campo académico. Pero, curiosamente, vemos también a través de la formación artística de Piazzolla, una impensada (y seguramente involuntaria) influencia de Ginastera en la historia del tango».
Omar Garcia Brunelli: Ginastera y Piazzolla (2016)
A partir de ahí se dieron cinco años de aprendizaje, con quien posiblemente sea el más grande compositor argentino. Entre sus obras se destaca la famosa ópera Bomarzo, con libreto de Manuel Mujica Lainez (El escritor que vivía en su mansión «El Paraíso» de La Cumbre)
La influencia de Ginastera sobre la formación musical de Piazzolla fue enorme. Años después, escribiría:
«A Ginastera se lo debo todo. Él fue mi verdadero maestro; (…) me enseñó a escribir, influyó en mí. Me enseñó todo de nuevo, como si yo no hubiera estudiado nada, porque, realmente, nada servía de todo lo aprendido hasta entonces. Teoría, armonía, contrapunto, fuga, composición, orquestación; en fin, todo».
Con Ginastera, Piazzolla estudió a Igor Stravinsky,
y a Béla Bartók,
así como a Alban Berg, Paul Hindemith, Maurice Ravel y Aaron Copland. Por su parte, Piazzolla se sentía identificado con J. S. Bach y Johannes Brahms, y –entre los modernos- con George Gershwin:
«Siempre sentí que había una cierta afinidad entre su obra y la mía. Quizá porque su música representa a Nueva York y la mía a Buenos Aires. Quizá porque los dos, a partir de cosas muy tradicionales, él con el jazz y yo con el tango, buscamos jerarquizar lo que nos gustaba y darle un vuelo especial».
Agus, aquí te dejo el famoso comienzo de la película «Manhattan» de Woody Allen, con la “Raphsody in Blue” de Gershwin.
En cambio, a Piazzolla no le interesaba el dodecafonismo ni los compositores de la segunda posguerra. Conocía y respetaba la música de Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen, Luigi Nono e Iannis Xenakis, pero no le atraía su estética.
En esa época, Ginastera compuso «Estancia» (1941), la cual le dio un gran reconocimiento local y, posteriormente, internacional.
Por su parte, Piazzolla estrenó sus primeras obras. Por ejemplo, la Suite para arpa y cuerdas, Opus 1, en Radio Nacional, en 1945, bajo la dirección de Bruno Bandini. También escribió mucha música de cámara y una sonata para piano (Opus 7, de 1945) que fue estrenada en La Plata en 1948 por Antonio Tauriello.
Ginastera consideró que la sonata era lo suficientemente buena como para incorporarla al programa de la carrera de piano en el Conservatorio.
Además de Ginastera, Piazzolla también estudió piano con Raúl Spivak durante un período en 1942 y, nuevamente, en 1953,
y dirección orquestal con Hermann Scherchen quien, por ese entonces, estaba visitando Buenos Aires.
Las clases finalizaron cuando Ginastera viajó a fines de 1945 a Estados Unidos para hacer uso de la Beca Guggenheim que le había sido otorgada en 1942. La relación posterior de ambos músicos fue cálida y afectuosa.
De acuerdo. Tenés razón… Mucha música clásica. ¿Y el tango?
Piazzolla pasaba su escaso tiempo libre en el café El Germinal, absorbiendo todo el tango que escuchaba, sobre todo de la orquesta de Aníbal “Pichuco” Troilo. “Yo lo miraba como si fuese Dios”. Un día de diciembre de 1939 faltó un bandoneonista, y Piazzolla hizo una audición. Troilo le dijo: «Ese traje no va, pibe. Conseguite uno azul que debutas esta noche».
Con lo que ganaba con Troilo, Astor Piazzolla estuvo en posición de formar una familia, casándose con su novia Odette María Wolf (Dedé) en octubre de 1942. Dedé era pintora, y lo introdujo a Piazzolla en las novedades del cubismo, el surrealismo y la abstracción. En rápida sucesión, nacieron sus hijos Diana (1943) y Daniel (1944).
El siguiente paso “tanguero” de Piazzolla, fue lograr el puesto de arreglador de la orquesta de Troilo. La forma es convencional, pero se pueden percibir importantes “novedades”, dentro de los márgenes impuestos por el mismo Troilo.
En 1944 Piazzolla dejó la orquesta de Aníbal Troilo. Hay muchas teorías sobre el motivo, pero es probable que Piazzolla quisiera explorar caminos que Troilo no estuviese dispuesto a seguir. De hecho, Piazzolla proponía innovaciones que eran demasiado complicadas para la orquesta de Troilo. Piazzolla, de carácter difícil, tomo esto como una especie de «traición».
Durante los siguientes años, Piazzolla va a hacer del Tango su profesión. Formó “la orquesta típica de Astor Piazzolla” con la cual debutó en el café Marcito. Entre 1946 y 1949 grabó para el sello Odeón, acompañando a cantores como Aldo Campoamor, Fontón Luna y Héctor Insúa. Posteriormente, disolvió su orquesta y se dedicó a hacer arreglos para otras orquestas, ¡incluida la de Aníbal Troilo!
Siempre buscaba, sin demasiado éxito, un equilibrio entre el tango típico y las audacias que quería introducir en ellos. Por ejemplo, su arreglo para el tango “Copas, amigos y besos” de Mariano Mores era tan complejo que
“las coperas del cabaret nos cargaron y salieron a bailar a la pista en puntas de pie, como si fuera música clásica”.
En 1953 Piazzolla ganó el Concurso «Fabien Sevizky» de composición con su obra «Tres movimientos sinfónicos Buenos Aires», opus 15. Este fue un punto de quiebre en la carrera de Piazzolla. Según contó tiempo más tarde, «la obra gustó mucho, pero provocó escándalo, porque los académicos se indignaron al ver los bandoneones». Aquí va el primer movimiento:
El premio consistía en unos 250 dólares (unos 2500 dólares en la actualidad). Con esos escasos fondos y algunos ahorros, Piazzolla y su esposa viajaron a Europa en el «Coracero», un barco carguero, llegando a Ámsterdam el 24 de septiembre de 1954 después de un mes y medio de travesía. Sus hijos se quedaron en Buenos Aires con sus «abuelitos», los «Noninos”.
En Amsterdam, y según sus propias palabras, estaba “desmoralizado, titubeante, se abandonaba a la ciudad, recorría sus calles buscando”. ¿Qué era? ¿Qué quería ser? ¿Músico de Tango o Compositor de Música Clásica?
La respuesta la encontraría en París.
Piazzolla y Dedé llegaron al comienzo del otoño de 1954, y se alojaron en el Hotel Fiat (que todavía existe).
Uff. Mucha música clásica. Mejor seguimos la semana próxima…